Las Reglas de la Hermenéutica
LOS PRINCIPIOS O REGLAS
GENERALES PARA LA INTERPRETACIÓN
Para una correcta interpretación es necesario tomar en cuenta
estas pequeñas reglas que son básicas y que nos ayudan a interpretar
correctamente la Biblia:
En este capítulo veremos las reglas que nos dan el
fundamento para una interpretación correcta de la Biblia
REGLA #1
PARTIMOS DEL SUPUESTO
DE QUE LA BIBLIA TIENE AUTORIDAD SUPREMA
En asuntos de religión el cristiano se suscribe,
consciente o inconscientemente, a una de las siguientes manifestaciones como
autoridad de última apelación: a la tradición,
a la razón, o a las Escrituras.
Muchas de las iglesias cristianas se aferran a sus
tradiciones y las colocan con la misma autoridad que la Palabra de Dios; de ese
modo terminan en un ritualismo y legalismo que les impide ver la realidad de la
Palabra de Dios.
Jesucristo mismo se encontró con este problema:
Marcos 7:1-13
1 Se juntaron a Jesús los fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalén;
2 los cuales, viendo
a algunos de los discípulos de Jesús comer pan con manos inmundas, esto es,
no lavadas, los condenaban.
3 Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los
ancianos, si muchas veces no se lavan
las manos, no comen.
4 Y volviendo de la plaza,
si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para
guardar, como los lavamientos de los vasos
de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos.
5 Le preguntaron,
pues, los fariseos y los
escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los
ancianos, sino que comen pan con manos
inmundas?
6 Respondiendo él,
les dijo: Hipócritas, bien
profetizó de vosotros Isaías, como está
escrito: este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí.
7 Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas
mandamientos de hombres.
8 Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres:
los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes.
9 Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios
para guardar vuestra tradición.
10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El
que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.
11 Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o
a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con
que pudiera ayudarte,
12 y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre,
13 invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que
habéis transmitido. Y muchas cosas
hacéis semejantes a estas.
Este tomar como autoridad las tradiciones lo vemos en la
iglesia católica, en algunas iglesias tradicionales y en las mesiánicas.
Una persona perteneciente a una iglesia mesiánica
preguntaba: ¿Qué debo hacer para guardar las 1024 leyes de la tradición
judaica?
Yo pensé: “Wow, ¿Cómo hará para memorizarse todas?”
La tradición se pone siempre por encima de la Palabra de
Dios y nos aleja del glorioso mensaje del evangelio.
La razón es otro problema actual, no se puede entender la
Biblia con el raciocinio humano.
El gran problema es que el racionalismo ha ocupado
el centro del escenario en un gran sector de la iglesia cristiana.
"Liberalismo" y "modernismo" son
dos de los apelativos que han sido aplicados para describir estas corrientes
del pensamiento religioso.
Para ellos, el tribunal último de apelación es la
mente humana y las construcciones "lógicas" que ella construye.
Esta gente rechaza todo lo que la mente no puede
aceptar como razonable; y por ese motivo, es que la razón es la que tiene que
decidir, la que tiene la última palabra.
La gente que piensa de esta manera llega a tal
extremo, que concluye que creer en el nacimiento virginal de Cristo no es ni
racional ni esencial, y descarta lo que la Biblia dice al respecto.
El cristiano nacido de nuevo ve en la Biblia la
autoridad suprema, fuera de la cual no hay apelación posible.
Entonces si queremos tener una hermenéutica sana debemos
colocar la Biblia como nuestra autoridad suprema.
REGLA #2
LA BIBLIA SE INTERPRETA
A SÍ MISMA; SON LAS ESCRITURAS QUIENES MEJOR INTERPRETAN A LAS ESCRITURAS.
En Génesis 3: 1-5 vemos que el primer intérprete de
la Palabra de Dios fue el diablo. "Pero
la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios
había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de
todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los
árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio
del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el
día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios,
sabiendo el bien y el mal".
Pero lo que Dios había dicho era un
poquito diferente: "De todo árbol
del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no
comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás"
(Génesis 2: 16, 17).
Satanás no negó estas palabras. Más
bien las tergiversó, y les dio un sentido que no tenían.
Esta clase de error se produce por
omisión y por adición.
La omisión: consiste en citar sólo
aquella parte del pasaje que conviene y omitir el resto.
La Biblia nos habla de dos clases de
muerte: la física y la espiritual.
La muerte física es la separación del espíritu
del cuerpo; y la muerte espiritual es la separación del espíritu de Dios.
Cuando Dios le dijo a Adán: "Ciertamente morirás" (Génesis
2: 17), se refería a la muerte tanto espiritual como física. Cuando la
serpiente, en cambio, le dijo a Eva: "No
moriréis" (Génesis 3:4), intencionadamente omitió toda referencia a la
muerte espiritual.
La adición, por otro lado, consiste en
decir más de lo que la Biblia dice.
Cuando Eva conversaba con Satanás, ella
citó lo que Dios le había dicho Adán, pero le agregó una frase: "ni le tocaréis" (Génesis
3:3).
Cualquiera puede tergiversar las
Escrituras para hacer que digan más de lo que en realidad dicen; es así como
nacen las falsas doctrinas.
Cuando estudiamos la Biblia, debemos dejar
que nos hable por sí sola. No debemos quitarle ni añadirle; debemos dejar que
la Biblia sea su propio comentario; debemos comparar Escritura con Escritura.
La Biblia se interpretará a sí misma si
se estudia correctamente.
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