domingo, junio 21, 2009

Como recibir el Bautismo con el Espíritu Santo - Parte 10

Evidentemente Nicodemo no entendió lo que le estaba diciendo Jesús. Pensaba que Jesús estaba hablando de un nacimiento físico; pero Jesús le empieza a explicar que estaba hablando del renacimiento del espíritu humano.

Jesús le siguió explicando más del plan de salvación

Juan 3:9-15 (RV60)
9 Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?
10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?
11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.
12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?
13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.
14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.


Aquí encontramos el plan de salvación; primero le dice que Él es el enviado, el Hijo de Dios, que descendió del cielo para traer salvación a los hombres.

Luego le dice que Él tenía que tomar la naturaleza pecaminosa y satánica del hombre a fin de poder ser nuestro substituto y morir por nosotros en la cruz.

El toma la figura de la serpiente de bronce que Moisés hizo en el desierto para salvar al pueblo de Israel de la picadura de las serpientes.

Números 21:4-9 (NVI)
4 Los israelitas salieron del monte Hor por la ruta del Mar Rojo, bordeando el territorio de Edom. En el camino se impacientaron
5 y comenzaron a hablar contra Dios y contra Moisés: ¿Para qué nos trajeron ustedes de Egipto a morir en este desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua! ¡Ya estamos hartos de esta pésima comida!
6 Por eso el Señor mandó contra ellos serpientes venenosas, para que los mordieran, y muchos israelitas murieron.
7 El pueblo se acercó entonces a Moisés, y le dijo: Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti. Ruégale al Señor que nos quite esas serpientes. Moisés intercedió por el pueblo,
8 y el Señor le dijo: Hazte una serpiente, y ponla en un asta. Todos los que sean mordidos y la miren, vivirán.
9 Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en un asta. Los que eran mordidos, miraban a la serpiente de bronce y vivían.


La serpiente de bronce colgada de un hasta tiene varias simbologías: la serpiente es un tipo de Satanás, el asta en que fue colgada significa la maldición y el bronce nos habla de la naturaleza humana.

Gálatas 3:13 (Castillian)
13 Pero Cristo nos ha liberado de la maldición de la ley mosaica, cargando sobre sí mismo, al morir en la cruz, la maldición que a nosotros nos correspondía, porque dicen las Escrituras: "Maldito el que muere colgado en un madero".

Gálatas 3:13 (JER)
13 Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, pues dice la Escritura: “Maldito todo el que está colgado de un madero.”

Jesús en la cruz tomó nuestra naturaleza de pecado, que era la naturaleza del diablo y se hizo maldición por nosotros para poder darnos vida.

2 Corintios 5:21(BL95)
21 Dios hizo cargar con nuestro pecado al que no cometió pecado, para que así nosotros participáramos en él de la justicia y perfección de Dios.

2 Corintios 5:21(BLS)
21 Cristo nunca pecó. Pero Dios lo trató como si hubiera pecado, para declararnos inocentes por medio de Cristo.

2 Corintios 5:21(Castillian)
21 Porque Dios tomó a Cristo, que de sí mismo no conocía el pecado, y le hizo cargar con el nuestro como si fuera suyo; de esta forma, a nosotros, libres ya de toda culpa, Dios nos declara justos.

2 Corintios 5:21(LXX)
21 Al que no conocía pecado, por nosotros pecado hizo, para que nosotros nos hiciésemos justicia de Dios en él.

2 Corintios 5:21(DHH)
21 Cristo no cometió pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo hizo pecado, para hacernos a nosotros justicia de Dios en Cristo.


Jesús que nunca conoció ni cometió pecado, Dios hizo que por nosotros tome, cargue y se haga pecado, para de esa manera nos declare inocentes y justos, para poder participar de su justicia y perfección.

Eso ocurrió cuando Jesús fue levantado en la cruz como la serpiente de bronce en el asta; Él tomó nuestra naturaleza en si mismo y se hizo pecador para poder declararnos justos delante de Dios.

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